Turismo cinematográfico y arqueológico (en bici)

Hoy sábado me he levantado con ganas de no hacer nada y en ese momento he pensado que era la mejor manera de tirar unas horas a la basura. No sé si rectificar es de sabios, pero me he alegrado de haber cambiado de opinión cuando unas horas más tarde regresaba con la bici después de hacer el cafre por algunos lugares de la provincia. Me he puesto la ropa adecuada para montar en bicicleta y ese ha sido el primer paso. Aunque algunos quieran poner de moda ir a todos sitios en mangas de camisa, yo sí creo que el atuendo imprime carácter. Le pasa a los guardias civiles, a los jueces e incluso a los toreros, que cuando se enfundan el traje de luces en el hotel empiezan a sufrir una transformación: se sienten más toreros que Manolete. No es que yo me haya sentido Miguel Induráin cuando escalaba el Tourmalet, pero la ropa me ha hecho venirme arriba y afrontar la mañana con renovada ilusión. Sin saberlo cuando salía por la puerta de casa, me esperaba un apasionante turismo cinematográfico y arqueológico en bici.

He recorrido cerca de cincuenta kilómetros -tampoco me he herniado- y cuando iba subiendo la Avenida del Mediterráneo he decidido seguir hasta la zona de Huércal de Almería. De ahí he llegado a El Chuche, un pueblo que he conocido recientemente gracias a mi nuevo interés por la arqueología. Aquí están las ruinas de Urci, que se encuentran en un pequeño cerro cubierto de chumberas muertas. La zona está sin vallar -hay otra parte con vallas- y, según una amable mujer del pueblo que me ha ayudado a localizar las ruinas, hace un tiempo bajó un hombre con un ánfora que había encontrado… Luego he llegado a Pechina y me he tropezado con otras ruinas, las de Bayyana, una ciudad árabe que sí está dentro de un recinto.

Dos fotos de los restos de Urci, en El Chuche, Benahadux.

Poblado de la película «Exodus», de Ridley Scott.

De aquí he puesto rumbo a los Baños de Sierra Alhamilla, la montaña que preside el desierto de Tabernas, en donde se siguen rodando películas, anuncios y videoclips. A sus pies se encuentra el paraje El Chorrillo, aún con el poblado de «Exodus» en pie -que Ridley Scott hiciera este rollazo macabeo y al año siguiente la fantástica cinta «Marte» no deja de llamarme la atención-. Está hecho de cartón piedra y no creo que resista el paso del tiempo. Un poco más arriba se encuentra otro poblado, el de la serie Penny Dreadful, con su cantina y su saloon, también fabricados de cartón piedra o de lo que sea. En los Baños de Sierra Alhamilla, por cierto, hay un balneario de aguas minero-medicinales y también una fuente en plena calle con agua a casi sesenta grados de temperatura.

He vuelto a Almería por varias ramblas, he tenido que cruzar las vías del tren -aquí no hay peligro, solo hay cuatro trenes al día…- y cuando iba llegando a casa por el estadio de los Juegos Mediterráneos pensaba en la ilusión de la aventura y en la búsqueda permanente de algo nuevo y diferente. Si me hubiese quedado en casa habría sido un sábado por la mañana confortable, pero ahora no tendría en mi retina las grandes imágenes de las ruinas, desconocidas por muchos almerienses, ni de los poblados que forman parte de la fantasía del cine, ni tampoco albergaría la satisfacción de haber pedaleado durante tres horas contemplando unos paisajes naturales de estremecedora belleza.

Restos de la ciudad árabe de Bayyana, en Pechina.