Grandes historias de amor de la realeza japonesa

Los matrimonios entre miembros de la Realeza y personas ajenas a ella suelen levantar suspicacias. Sin embargo, estas uniones no son exclusivas de la última década, sino que se remontan a generaciones anteriores. A la boda de Beatriz de Holanda y Claus von Amsberg se suman muchas otras. Hoy nos trasladamos a Oriente para rememorar el enlace de los emperadores de Japón, Akihito y Michiko.

Y es que el que por entonces era príncipe heredero, Akihito, se enamoró de Michiko, hija de un rico fabricante de harinas a la que conoció en un partido de tenis. Con todo el pueblo japonés a su favor, Akihito rompió con una tradición de 2.600 años y contrajo matrimonio con una sencilla burguesa, convirtiéndose en la primera mujer sin ascendencia real que accede al trono. El enlace tuvo lugar el diez de abril de 1959 en Tokio y en él Akihito portó el sable de oro, símbolo del príncipe heredero. Por su parte, Michiko lució el tradicional vestido de doce kimonos de las princesas imperiales, antes de presentarse al pueblo japonés con vestimenta occidental.

Naruhito, hijo de los emperadores de Japón, decidió seguir los pasos de su padre y contraer matrimonio con una persona no perteneciente a la Realeza. Se trata de Masako Owada, a la que no se tardó en denominar como la ‘Diana de Oriente’, haciendo referencia a Lady Di. El nueve de junio de 1993, Naruhito y Masako se daban el “sí, quiero” en un pequeño templo del palacio imperial en Tokio.

Una de las curiosidades más destacadas dentro de las bodas reales japonesas es que la fecha del enlace la fijan los astrólogos y los sacerdotes sintoístas.